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7 de noviembre

Casi siempre construir resulta más difícil que destruir algo bello. Es una ley que, como toda ley, oculta sus escasas excepciones. Desear, por ejemplo, es un capricho muy sólido en el amor. Puedo reunir toda la voluntad del mundo, pero cuando mi razón toca su llama esta se transmuta y la aviva. Desearía no desear, no desearte. Pero aquí la magia es poca, y la mejor herramienta se llama "largo tiempo". Tiempo al tiempo, claro.  Estoy ansioso por ver sobre el hombro del verano. Espero encontrarme siendo otro, quizá enamorado, pero contento.  Amando ese deseo, con una fina mano entre mis manos y una sonrisa en el rostro. Por ahora haré silencio y dejaré que el otoño pase a través de mis ojos, hasta no verte o verte muy poco.  Sí. 

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